NO TIENES NADA QUE PERDER!
El P. Romano ama con ternura la naturaleza y se entusiasma ante la
belleza y hermosura de una flor. En sus ratos libres arregla el jardín y da la
sensación de que la tierra obedece a sus mano deslizándose como si tuviera
vida.
Preguntando si él cura el cáncer, responde con apabullante sencillez
franciscana: “Yo curo el cáncer, tu puedes curar el cáncer y cualquier persona
que lo quiera puede curar, sin hacer milagros, simplemente aplicando los
elementos que produce la naturaleza. La naturaleza tiene remedio para curar,
basta descubrirlos”. Basado en su generosidad franciscana y consciente de que
es hermano universal, me comunica la receta para toda persona que se la quiera
aplicar.
Receta
Todos los seres vivos en la naturaleza tienen alma, a dicha alma se les da el nombre de elementales, precisamente porque viven en los elementos. Las almas de las plantas son tienen vida, son criaturas inocentes que todavía no han salido del Edén, y por ende aún, no han perdido sus poderes ígneos. A ellos hay que pedirles el favor de curar el cuerpo del enfermo.
Antes de coger las plantas, camínese en círculo, de derecha a izquierda, de sur a norte, alrededor de cada una de ellas, y mientras esto se hace se ruega al padre divino que le pida al elemental del Aloe, la curación del Cáncer.
A continuación se acarician las plantas, se bendicen y se cogen:
1) Tomar tres hojas grandes de la planta de Aloe (como mínimo 5 años de edad)
2) Esta planta es solar, se alimenta del SOL (La Luz del Sol es una Sustancia del Cristo), por ende,
Se saca la hoja o penca del Aloe fuera del horario de sol (por la mañana antes de la salida del SOL o en la noche).
La razón para evitar la luz (claridad) es que el Aloe tiene una sustancia que reacciona al cáncer y que, en contacto con la luz, pierde automáticamente su efecto.
Si ha llovido, esperar 5 días a que la planta se seque y se potencie con los rayos del SOL,
al 6to día sacar la penca.
3) Limpiar el Aloe con un paño seco, retirar las espinas, cortar en pedazos y llevar a la licuadora.
4) Agregue 1/2 kilo de miel.
5) Una cucharada de cachaza o de aguardiente.
6) Licuar todo y mover la mezcla a un recipiente de vidrio oscuro para que no el entre la luz y guardar en el refrigerador.
Como tomar:
Para evitar el cáncer.
Tomarlo al menos una vez por año, una cucharada, 3 veces al día, durante 10 días.
Para curar el cáncer.
Tomar 2 cucharadas, 3 veces al día, durante 10 días.
Descansar (Parar) 10 días
Retomar nuevamente 10 días, 3 veces al día, durante 10 días.
Y así sucesivamente, hasta que obtenga la curación total
Las plantas de aloe no deben estar contaminadas, deben ser de jardines muy bien cuidades. Tampoco está recomendado su uso durante el embarazo, tampoco para el caso de hemorroides o diarreas por sus propiedades laxantes y por poder promover contracciones en el útero.

Así de sencilla es la fórmula del Padre Romano que envía esta fórmula desde Belén. El
mismo aconseja que antes de tomar el brebaje, es preciso agitar el frasco y
haber pasado varias horas en ayunas con el fin de que las pepsinas del
organismo ansíen entrar en acción y el medicamento pueda penetrar fácilmente en
todos los tejidos del cuerpo.
Los tres componentes del preparado funciona debido a lo siguiente: 1. El preparado purificar el
organismo por medio de la miel, alimento que llega a los órganos más alejados; 2. El áloe tiene un gran poder cicatrizante
3. El alcohol dilata los vasos sanguíneos.
De este modo la sangre se purifica lentamente en 10 días. Es muy importante
saber para aquellas personas que vayan a tomar dicha receta que si después de
haber tomado la bebida salen abscesos en la piel, es buena señal porque la
sangre se está purificando. Tampoco hay que extrañarse si hay que usar el baño
porque la miel es laxante....
A la pregunta de por qué esta fórmula cura el cáncer de piel, de
próstata, de útero, de cerebro, de pulmón, garganta, colon, leucemia, etc. el Padre Romano responde diciendo que la razón es muy simple, ya que el remedio
realiza un “auténtico barrido” del organismo de extremo a extremo, limpiando y purificando la sangre. De
ahí que no solamente cura el cáncer sino “que también lo previene”.
Si la persona ya
tiene el cáncer y después del primer tratamiento, “el paciente debe someterse a una nueva serie de
exámenes para ver si hay necesidad de una segunda, tercera o cuarta dosis,
hasta la curación total”. Hasta la fecha son muchas las curaciones que se han
realizado en diversos países del mundo y con personas de todas las edades entre
hombres, mujeres y niños.
El P. Romano cuenta
como un matrimonio Argentino se dirigió a Belén con su hijo de 5 años enfermo
de leucemia y desahuciado por los médicos. Enterado el P. Romano por la
situación angustiosa de los padres del niño, él mismo les proporcionó el
remedio entregándoselos con confianza y bendiciendo al niño angustiado. Al mes
y medio el niño recobró la salud totalmente haciendo su vida normal y sin
medicamento alguno.
La primera curación
obtenida con este medicamento muchos años atrás, cuando el P. Romano era Párroco
en una parroquia de la periferia de Río Grande do Sul. Le avisaron para que
administrara los últimos sacramentos a un Señor de 75 años de edad a quien los
médicos le concedían solamente una semana de vida por su cáncer de próstata. El
P. Romano le proporcionó la receta; el señor la tomo en la forma indicada y
hasta hoy goza de una salud espléndida y sin ningún problema en las vías urinarias.
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